Una semana en Montevideo, por Gabriel Otero
Siempre se necesita un visionario. Alguien que te vea cuando el resto apenas mira. En ocasiones, deberás serlo tú con los demás y en otras, al menos las mismas, deberán serlo contigo. Así funciona casi todo, o todo, en la vida: se es un desconocido hasta que te conocen. Y para que te conozcan, se necesita un acto casual o de fe. A veces, ambos.
Si se quiere, casual resultó conocer a Gabriel Otero en noviembre de 2017, representando como alcalde al Municipio A de Montevideo (Uruguay), que resultó galardonado por sus buenas prácticas en el terreno de la accesibilidad durante los últimos Premios Reina Letizia sobre Discapacidad. @SepiaHdez presentó la ceremonia. La presentó y compartió un discurso de apertura que generó impactos imprevistos. Entre ellos, el del alcalde Otero, que ahí mismo imagino el mensaje de De los pies a la cabeza en su territorio. Un acto de fe que no movió montañas, pero sí acercó universos… lejanos en lo geográfico y muy próximos en lo humano.
Este contacto resultó el prólogo necesario para compartir una semana de trabajo en Montevideo, Si las vivencias pudieran resumirse en cifras, diríamos que fueron cinco conferencias, casi medio millar de asistentes, tres entrevistas en radio, dos en televisión, una recepción con el Ministro de Deportes, el descubrimiento de una ciudad y la identificación con varios de sus proyectos de presente y futuro. Pero no hay cifras que sean capaces de dibujar todo lo vivido cuando cada momento es una experiencia de vida única, cuando se conocen personas que son tesoros humanos y cuando se sabe que la fuerza de la gravedad nos hará regresar pronto. Y más de una vez.
Todo gracias a un visionario. Gabriel Otero.