Una gran revelación sale del bolsillo
De repente, cuando la charla ya había concluido y se transitaba un animado intercambio de preguntas y respuestas, una chica rompió su silencio para compartir una experiencia personal atronadora: “Yo también tengo un problema en los brazos… -hasta ahí había guardado las manos en los bolsillos de una chaqueta de chándal-. Cuando tenía cuatro años, me caí de un tobogán y en el comedor del colegio no le dieron importancia, no quisieron llamar a mis padres ni al hospital… Al rato, a escondidas, una de las monitoras lo hizo y para cuando llegué a urgencias, tenía una fractura tan desplazada que casi me amputan el brazo. Tengo una cicatriz enorme y me tuvieron que hacer un injerto, pero el brazo me ha quedado casi inútil y he tenido que aprender a ser zurda… No me gusta que me lo vean y tampoco hablo casi nunca de esto. Me tuvo traumatizada”.
Después de más de 200 conferencias desde que creamos De los Pies a la cabeza en 2013 y con infinidad de experiencias acumuladas, pocos momentos pueden alcanzar la temperatura emocional de este episodio en nuestra anual visita al Centro de Menores de Juslibol (Zaragoza), enmarcado en nuestro reactivado ciclo social ‘HashtagQUI’, contra las etiquetas que nos envuelven, y que financia Eurofund Group desde 2018.
Sirva el momento, que luego tuvo continuidad terminada la charla y que los educadores celebraron como lo que fue -una hazaña de valentía personal-, para resumir una hora de conexión verdadera con un amplio grupo de adolescentes que se ven privados momentáneamente de su libertad, pero que nunca deben creer que todo está perdido, que nadie los espera fuera o que es demasiado tarde para reconducir su existencia. En torno a estos ejes gravitó nuestro testimonio que, como siempre, busca que cada asistente se sienta el protagonista único de la conferencia, porque sea capaz de llevarla a su vida y hacerla suya. De los pies a la cabeza.