¿Qué es la aceptación y qué genera?
La vida no es perfecta. Nadie dijo que lo fuera. En ocasiones suceden hechos que pueden llegar a afectarnos muy seriamente. Incluso afectar a nuestra calidad de vida y a la forma en que antes lo hacíamos todo.
Cuando se produce un hecho en nuestras vidas, que trastoca nuestra realidad tal y como la hemos vivido, puede desencadenarse un mecanismo de negación que nos impida adaptarnos a esa nueva situación. Esto, inevitablemente, va a lastrarnos en nuestro día a día y nos va a impedir alcanzar nuestros objetivos.
En estos casos, es necesario hacer un trabajo de aceptación de la realidad y asumirlo como una nueva etapa en el camino que es necesario superar. La superación nos ayudará a conseguir todo lo que nos propongamos.
Aceptar la realidad es una señal de fortaleza
De hecho, aceptar la realidad es una señal inequívoca de fortaleza. Asumir una realidad traumática no es fácil, y surge siempre de un ímprobo trabajo de constancia, perseverancia y adaptación al entorno. Este esfuerzo continuado es lo que sienta las bases para que, cuando sucedan hechos traumáticos, tengamos las herramientas necesarias para poder asumirlo de forma consciente y efectiva. Además, nos aportará muchos beneficios y nos permitirá seguir avanzando.
Debemos aprender a asumir cualquier situación
Cuando tenemos una vida plena y todo nos va bien es probable que caigamos en la trampa de pensar que eso es eterno. Y la realidad es que la vida te puede cambiar de la noche a la mañana. Debemos ser capaces de asumir este cambio y tratar de aceptarlo de una forma consciente. Sabiendo que esto es siempre una oportunidad para el crecimiento.
Cambiar la perspectiva y ver una crisis como una oportunidad es el verdadero secreto de la felicidad. No siempre es fácil tomar distancia y ver las cosas desde otro ángulo, pero resulta esencial para poder crecer y asumir los hechos.
¿Cómo se llega a la aceptación?
La aceptación llega cuando realmente de forma consciente aprendemos a vivir con esa nueva circunstancia. Puede ser la pérdida de un ser querido, un accidente o cualquier otra situación que acabe trastocando nuestra vida de alguna forma.
Analizar la nueva situación y entender que no podemos cambiarla, que es lo que es y que debemos asumirla es la aceptación y supone el primer paso hacia el crecimiento personal.
Adaptación o aprender a vivir con tu realidad
Adaptarnos a esta nueva circunstancia vital nos permitirá aprender a vivir con ella sin resentimiento, haciendo las paces con nosotros mismos. De esta forma, rehuimos caer en la tentación del victimismo, del “¡ay, pobrecito mío!”, que lo único que hace es empantanarnos y paralizarnos en nuestra propia tristeza.
El victimismo nunca puede ser una alternativa, porque hace que cada vez nos hundamos más en nuestras propias miserias, impidiendo que alcancemos nuestra felicidad personal. Porque la felicidad no es tener una vida perfecta, sino saber jugar las cartas con las circunstancias que tenemos, siendo conscientes de que la vida es un regalo.