Levántala y no morirás nunca
El titular parece un mensaje directo al whatsapp personal de uno de los capitanes, Ponzio o Gago. No diremos que no lo ha sido, porque podría ser cierto. También funcionaría como impulso para los propios clubes, aunque ahí los mails corporativos lo hagan todo más impersonal. Suele decirse que no hay un partido comparable a un River-Boca, o viceversa. Si eso es cierto, sepan ustedes que nos encontramos en las horas previas a una excepción dentro de otra: nunca ha habido un River-Boca como éste, tan rotundo en sí mismo, tan eterno e inmortal para quien levante esta Copa. ¡Quién tuviera una entrada para estar esa tarde en el Monumental! Y quién, teniéndola, hubiera podido sortear obligaciones a un océano de distancia para vivirlo en persona y no olvidarlo nunca…
Boca Juniors ha puesto rumbo al hito de alcanzar las siete Libertadores, que ya posee Independiente de Avellaneda –el más laureado en esta competición-, por la ruta más complicada posible: intentará gritar campeón en casa del mayor de sus rivales, sin tener un gran resultado que defender (2-2 en la ida). E Independiente, que no juega, se la juega. Es el tercer elemento de una presunta pareja. Si gana Boca, le igualará en el palmarés histórico de la Libertadores, dejando de ser un orgullo único… Y si se impone River, quedará fuera de las rondas previas de la próxima edición del torneo. Qué elegir, se preguntan sin respuesta posible en la zona roja del barrio de Avellaneda.
River Plate, por su parte, aspira a vivir el mejor presente de su historia en esta Copa…
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