Las cárceles y los aeropuertos

En las cárceles se camina más que en los aeropuertos y se pasan, al menos, los mismos controles de acceso. 13 meses más tarde regresamos al centro penitenciario de Pamplona. Sirva la imagen aérea y pública que acompaña esta reseña para dimensionar su tamaño y capacidad. La entrada se hace por la parte inferior central del complejo y el salón de actos, donde tiene lugar allí nuestra charla, se ubica en el pequeño edificio blanco del fondo. Nosotros le llamamos la T4
Bien mirado, De los pies a la cabeza tiene mucho de terminal de aeropuerto. La primera maniobra consiste en aterrizar un mensaje que no siempre esperas y cuyo contrapié te anima a repensar situaciones y a enfocar tu mirada hacia lo que puedes hacer mejor. Y la segunda trata de elevarnos sobre las ideas limitantes que nos reducen y despegar el compromiso hacia una mejor versión de nosotros mismos.
Medio centenar de internos, provenientes de varios módulos, acudieron puntuales a la T4 -ellos la llaman salón de actos- para compartir una hora y media de mensajes que no les juzgan e intentar recuperar para la sociedad a quienes ahora viven apartada de ella. Porque nos necesitamos todos. Y nos necesitamos fuera.

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