Intentemos no descender y, por favor, no perdamos la categoría
Se oye en los pasillos oficiales que una derrota en Riazor supondría la destitución de Alcaraz como entrenador del Zaragoza y la carcajada escapa. A veces, se ríe y no se llora porque la risa es de fibras más rápidas que el llanto. Serían cinco puntos de 24, detalla quien avala la teoría, sorprendido por la reacción. Sin duda, es una racha pésima, que legitima la posibilidad. Pero aquí suena a chiste tan repetido como malo, pese a la inmediata risa que sólo el sistema autoinmune hace explotar.
24 puntos son ocho partidos y ocho partidos son dos meses. Hace dos meses, como demasiadas veces en el Zaragoza actual, el penúltimo entrenador vivía sus últimas horas y el nuevo sería la solución a la mayoría de los lamentos deportivos. Ocho partidos, dos meses y cinco de 24 puntos después, estamos en la misma baldosa intelectual y bastante más cerca de la hoguera. Sólo cambian los nombres de quien puede ser despedido en horas y de quien, según este ciclo acelerado de la marmota, ya se le espera y, muy probablemente, cesará antes de que brote la primavera.
Aquí debería asaltar una pregunta… SEGUIR LEYENDO EN ALACONTRA