El día que conocimos a Pepe
La mañana uruguaya del 24 de mayo de 2019, en el apartado Rincón del Cerro de la zona oeste de la capital, tuvimos el privilegio de conocer en persona y de poder conversar un buen rato con el ex presidente del país, y quizá una de las personalidades más inspiradoras de la sociedad contemporánea: Pepe Mújica.
La ocasión surgió como prólogo de la conferencia al centenar de alumnos de la UTU (Universidad del Trabajo de Uruguay) agraria Rincón del Cerro, que capacita a los jóvenes estudiantes que desean un futuro laboral ligado al campo. Esta UTU, que ya lleva varios años formando a algunos de los agricultores uruguayos del mañana y que hoy dirige Inés Pérez, nació en la cabeza y el corazón del propio Mujica y de su mujer, Lucía Topolansky: ellos la imaginaron como uno de sus legados sociales y, para ello, cedieron gratis los terrenos donde se levanta.
A la UTU sin alumnos y a Inés los conocimos unos meses antes: la última semana de agosto de 2018, cuando vivíamos nuestra primera experiencia en el país, también de la mano del alcalde del Municipio A, Gabriel Otero, y de todo su equipo de gobierno. Entre las distintas visitas que llevamos a cabo en esos primeros días, más allá de las numerosas conferencias compartidas, fue a ese lugar y ahí adquirimos el compromiso de que sería escenario de una de nuestras charlas motivacionales y educativas en una segunda visita. Entonces, Mujica no pudo acercarse porque recorría Europa concediendo diversas entrevistas y, concretamente ese día, estaba en Venecia asistiendo al estreno de la película sobre su vida que acababa de rodar Kusturica y que se tituló: “El Pepe, una vida suprema”. https://www.eldiario.es/cultura/Kusturica-presenta-Venecia-Mujica-inspirador_0_810519479.html
Decimos que las puertas de Uruguay nos las abrió Otero y así fue en un sentido casi literal. Nos conocimos el 21 de noviembre de 2017, durante la presentación de los Premios Reina Letizia sobre Discapacidad en el Palacio del Pardo. Un acto que, entre otros galardones nacionales e internacionales, reconoció la labor inclusiva y de convivencia que se viene realizando en el Municipio oeste (A) de Montevideo. Hernández, además de marcar el ritmo de la entrega de trofeos, compartió uno de sus audaces y disruptivos discursos sobre la discapacidad y su realidad actual que tuvo la mejor acogida en dos de los más de 300 invitados al acto: la Reina Letizia, que burló hasta en dos ocasiones el protocolo para interesarse y felicitarnos por nuestra propuesta, desmarcada de las convenciones habituales; y Gabriel Otero, alcalde del municipio más extenso de Montevideo e hijo de represaliados y asesinados por la dictadura militar uruguaya (1973-1985).
En ese primer encuentro, Otero nos trasladó su interés en que nuestra conferencia y filosofía de vida llegase a su país, acaso uno de los más sensibles a cada individualidad humana y uno de los ejemplos más brillantes y orgullosos de los gobiernos de izquierda a nivel mundial. Otero comparte partido, y hasta facción dentro del mismo con Mujica, y quiso que conociéramos al Pepe en esta segunda visita, apenas nueve meses después de la primera.
El encuentro se extendió durante más de media hora, en una de las salas interiores que apuntan a ser donde los profesores de la UTU se reúnen por las mañanas para conversar del desarrollo de las clases y de la evolución de cada alumno. Ahí nos reunimos Pepe Mujica, Gabriel Otero, Juan Pablo Díaz (hombre de confianza de Otero y cómplice nuestro en cada minuto en Montevideo), la directora Inés Pérez, las concejalas Mirtha Vilasante y Zully Cardoso; y nosotros: Alfonso Reyes y Javier Hernández. Recuperamos un extracto de las amables y emocionantes palabras de Mújica en aquella reunión:
«El mensaje que transmiten vale mucho en las sociedades actuales. Vivimos una cuestión
disparatada, donde tener vale más que ser. Y el mayor problema es que sabemos lo que
hay que hacer y no lo hacemos… Como aquel señor que dice ‘yo no quiero que le falte de
nada a mi hijo’ y quien le falte es él… No cultivamos los afectos. No hay tiempo para ellos,
los amigos y los hobbies. Todo está montado para cultivar la soledad dentro de una
multitud. Me gusta vuestra reflexión de que no podemos mejorar el mundo, pero sí
podemos mejorar el nuestro, interior. Eso sí, hay que machacar estos valores porque es
muy fuerte la presión ambiental. Por eso mismo: bienvenidos, compañeros. ¡Bienvenidos!«