La mañana del 16 de diciembre tuvo lugar nuestra última conferencia de 2017. Una ocasión especial, sin duda, porque supuso la primera edición de la Acción del Socio De los pies a la cabeza y porque nos permitió cerrar el año natural en el entorno donde lo iniciamos: en un centro penitenciario. En este caso, en un encuentro menos numeroso que en Alcalá Meco, la impartimos ante una quincena de internos de distintos módulos del Centro Penitenciario de Navalcarnero.
Esta acción, tan asociada a la médula fundacional de nuestra entidad, fue posible gracias a la labor diaria de Solidarios para el desarrollo y resultó financiada por la cuota anual (25€ al año) de quienes dais presente y futuro a De los pies a la cabeza (www.delospiesalacabeza.org/hazte-socio).
Ojalá seamos más y más cada año para poder multiplicar estas acciones en los ámbitos que más lo pueden necesitar y menos recursos tienen para ello. Lamentamos, como reflexión más profunda, la escasez o nulidad de partidas destinadas a ello, porque en los presupuestos siempre han descansado las ideologías: a lo que destinas dinero es en lo que crees.
Sentimos la convicción de que una vida es capaz de contener varias vidas y de que la privación de libertad debe ser un estado transitorio donde, además de estar cumpliendo la condena dictaminada por la justicia, se crea en la reinserción futura en la sociedad de cada una de esas personas. Sin tener ninguna legitimidad para asomar en cada caso particular y siendo absolutamente respetuosos y empáticos con todas las aristas que contengan, seguramente fue necesario cada uno de sus ingresos. Y sosteniendo el mismo preámbulo, seguro que los necesitamos fuera. En su mejor y más humana versión, claro. Ninguno sobramos en el compromiso de construir una sociedad mejor, ni siquiera quienes están más señalados por lo contrario.
Han de saberlo, ser conscientes, verse de otra manera para que se les vea de distinta forma, creer en ello para empezar a creer en ellos y a que, día a día y milímetro a milímetro, vuelva a creerse en ellos cuando les toque salir. Con ese ánimo entramos y, como ya nos pasó en enero en Alcalá Meco por la receptividad y respuesta de cada uno de los internos, aún con más ánimo salimos.